La madre de los compiladores
Así como en cualquier ámbito de las sociedades humanas, las mujeres en el área de tecnología, a pesar de contar la misma capacidad intelectual -esto al redundante e indignante hecho de tener que repetir que somos todos personas y que ni siquiera se tendría que recalcar- que un hombre, han sido desplazadas de la historia aún después de haber generado contribuciones importantes. Ese fue el caso de Grace Hopper, el increíble ser humano que no solamente se vio involucrada en la Reserva Naval en tiempos de guerra, sino que también utilizó sus conocimientos en matemáticas y curiosidad para poder iterar sobre el trabajo de Howard Aiken en la Mark I (una de las primeras computadoras basada en los principios electro-mecánicos de las máquinas de la mitad del siglo XX) implementando la noción de que estos dispositivos tenían el potencial y futura capacidad de ser interpretes y manipuladores de símbolos, es decir, comenzó, impulsó y lideró el desarrollo del primer compilador de la historia, el A-0. Igualmente, el término informático de bug para referirse a los errores encontrados en las rutinas de nuestro código, se los debemos a ella, pues, en uno de los libros de registros de la Mark I, Hopper literalmente redactó como es que una polilla estaba en los mecanismos del computador haciendo que los resultados que éste arrogaba fueran inciertos e incorrectos.
Si bien el presente escrito no será suficiente para describir todos los logros que Grace logró en su vida, sí podrá darle el reconocimiento y sobresaltar el honor a su gran esfuerzo y coraje que demostró a lo largo de la misma pues, sin duda alguna, el desarrollo de ésta marcó no solamente un antes y un después en la historia de la computación moderna a la par que llevo a cabo una carrera militar exitosa, sino que también marcó el sendero de empoderamiento de todo el genero femenino contemporáneo en la industria más nueva, importante y dominante de nuestros días.
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