Diseño de compiladores

Así como en cualquier ámbito de las sociedades humanas, las mujeres en el área de tecnología, a pesar de contar la misma capacidad intelectual -esto al redundante e indignante hecho de tener que repetir que somos todos personas y que ni siquiera se tendría que recalcar- que un hombre, han sido desplazadas de la historia aún después de haber generado contribuciones importantes. Ese fue el caso de Grace Hopper, el increíble ser humano que no solamente se vio involucrada en la Reserva Naval en tiempos de guerra, sino que también utilizó sus conocimientos en matemáticas y curiosidad para poder iterar sobre el trabajo de Howard Aiken en la Mark I (una de las primeras computadoras basada en los principios electro-mecánicos de las máquinas de la mitad del siglo XX) implementando la noción de que estos dispositivos tenían el potencial y futura capacidad de ser interpretes y manipuladores de símbolos, es decir, comenzó, impulsó y lideró el desarrollo del primer compilador de la historia, el A-0

Antes de comenzar con la creación de la presente entrada, me parece fascinante la frase dicha por el invitado de este programa: espero al fin, conseguir empleo. Es increíble ver, como aún estudiante de una licenciatura, perfiles tan completos como el que se presenta en este capítulo envuelto en el juego capitalista del sistema económico actual, es decir, y, a modo personal del autor, el origen de esta frase no es más que la obvia necesidad que plantea el actual progreso moderno de ofertar explotación a costa de un desarrollo integral humano, poniendo entre la espada y la pared los anhelos tan intrínsecos de  una persona de poder explorar, conocer y presentar avances interesantes al, probablemente, no estar basada en un campo de gran interés para el dios moderno: el dinero.  A pesar de todo lo anterior dicho, quiero resaltar que, Morgan Deters, invitado del programa  Software Engineering Radio titulado Internals of GCC, me abrió completamente mi paradigma con referente a las necesidades

 En el ensayo titulado The Hundred-Year Language por Paul Graham, se nos expone varias ideas que, vistas como.estudiante, parecen interesantes, intrigantes y hasta motivantes. El cómo nos imaginamos el futuro, hasta cómo recordamos el pasado (independientemente del contexto), son actividades temporales que, aunque son meramente humanas, nos ayudan a sentirnos y hasta percibir nuestro mundo como otra especie. Como el tiempo mismo. Este poder, cómo mencioné en el inicio de este escrito, nos ayuda visualizar qué aspectos podemos y hemos mejorado -hasta los que han empeorado- y nos brindan herramientas… interesantes. ¿Las innovaciones realmente son del futuro o son atemporales y solamente responden a nuestra capacidad de observar y resolver un fenómeno? Esta pregunta es la que, en diversos párrafos, el autor trata de ver con ojos de científico computacional.  No solamente como ingenieros o computologos tenemos el privilegio de palpar y crear el desarrollo con muestras manos, sino como espe